Dos mil diez. Dos siglos pasaron desde la Revolución de Mayo y esta América que soñamos fuerte, libre y generosa sigue caminando, buscando su definitiva independencia. Pasos, traspiés, avances, corridas, fueron dados por mujeres y varones en el intento permanente de construir la Patria Grande, buscando, como decía don Arturo Jauretche, que sea para todos/as la cobija.El relato de ese andar se olvidó de las mujeres, este libro es un aporte que intenta visibilizar y reivindicar su participación en una historia que tiene más de doscientos años, muchos más.
Las mujeres originarias, de TIERRA Y MAIZ, con un rol esencial en el desarrollo económico de sus comunidades, en la permanencia y transmisión de sus creencias ancestrales.
Las que se pusieron DE PIE, TRAS LA LARGA NOCHE de violencia y saqueo sostenidos con cruces y espadas europeas.
Las que en CIEN AÑOS DE REVOLUCION se convirtieron en líderes, caudillas y coronelas de ejércitos de pobres y desarrapados/as.
Las que, de LUCHAS Y DERECHOS, hicieron su vida cotidiana, convirtiéndose en precursoras del Feminismo en la Argentina.
Las que protagonizaron una etapa de reconocimiento de derechos civiles y laborales, donde EN MANOS HUMILDES FLAMEARON LAS BANDERAS.
Las que pusieron la PASION EN ARMAS luchando por un país justo y solidario. Combatiendo dictaduras, poniendo el cuerpo por amor a la patria.
Las mujeres, las madres de todas/os que acompañamos en un grito: “LUCHAMOS, RESISTIMOS. No olvidamos, no perdonamos. Aparición con vida y castigo a los culpables”.
Las mujeres que con pancartas de PAN Y TRABAJO, salieron de sus casas, cortaron rutas, se juntaron, resistieron la ferocidad del modelo neoliberal.
Negras, blancas, indias, pelearon bajo el sol y el frio americano.
Cabellos de todos los colores se agitaron por los vientos de esta gran geografía que queremos nuestra.
Manos ajadas, tersas, pequeñas, grandes manos, sembraron, empuñaron sables y fusiles, tejieron, contaron cuentos, revolvieron ollas gigantes con orgullo y valentía.
Cuerpos endemoniados, llenos de furia y amor sosteniendo el estandarte por la libertad de nuestros pueblos.
Estos son los caminos que recorrimos en este trabajo colectivo y federal.
A doscientos años de la Revolución de Mayo, las mujeres somos parte de la historia a la que todavía le falta mucho por escribir.
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